En Xochimilco, lugar paradisiaco cercano a México, existe un lugar de laberínticos canales y solitarias chinampas. Pequeñas islas agrestes, en su mayoría deshabitadas, que en su conjunto conforman un pequeño edén para la fauna, los pescadores y los turistas. Pero existe una chinampa que destaca del resto y que hace que cesen las risas y charlas de los turistas. Se trata de la isla de las muñecas.
Esta peculiar isla fue decorada durante años de este macabro modo por Julián Santa Ana Barrera. Un tipo extraño que murió hace ya unos años pero que será recordado en los canales de Cuemanco por mucho tiempo.
Julián siempre fue un tipo humilde y retraído. Todos los días bajaba al pueblo con su carretilla para vender lo que plantaba en su pequeña isla. Apenas hablaba con nadie y nunca alargaba más de la cuenta sus salidas de la chinampa.
Durante un tiempo le dio por pregonar la palabra de Jesús por las esquinas, algo que le costó algún que otro golpe por parte de los vecinos que veían como una blasfemia que alguien pregonara sin ser sacerdote.
Años más tarde, a Julián le veían recogiendo siempre muñecas de donde las podía encontrar hasta que al final prácticamente desapareció de la vida pública del pueblo.
Su sobrino Anastasio le vendía las hortalizas. Según este hombre, su tío llenó la isla de muñecas para “espantar a los espíritus”, después de que una joven se ahogara cerca de su casa. Julián le contó que desde que la joven se ahogó se oían voces, pasos y lamentos de mujer. Por esta razón se le ocurrió protegerse con estas muñecas.
De manera sorprendente, cuenta Anastasio, como le decía su tío que Julián murió en el mismo lugar que la mujer ahogada. Ese día, a principios de Abril de 2001, el anciano se acercó al canal para pescar mientras le comentaba a su sobrino que una sirena se lo quería llevar, pero él le iba a cantar para que no lo hiciera.
Anastasio se fue a ver las vacas y cuando regresó ya no había nada qué hacer. Julián había muerto de un infarto y había caído al canal.
Este lugar ahora es conocido como La isla de las muñecas y está tan apartado que los turistas que quieren ir tienen que pagar y hacer jurar al guía ante la biblia que no los abandonará al llegar ya que sería imposible volver sin conocer la zona.
Son tantas las muñecas que las autoridades planean crear un museo para guardarlas.
FUENTE:http://misterioparanormal.com/