Los filósofos se han preguntado por siglos sobre la relación entre mente y materia, hasta la física moderna está interviniendo en el debate. He aquí un vistazo a algunas teorías acerca de dónde o de qué forma existen físicamente nuestros pensamientos.
Noosfera, relacionado al internet
Teikhard de Chardin, un sacerdote Jesuita y paleontólogo, escribió sobre una “noosfera” conceptual durante la primera mitad del siglo 20. Predijo que durante una etapa futura del desarrollo humano, se crearía una membrana donde se recogerían los pensamientos y experiencias colectivas de estos.
En “El fenómeno del hombre”, escribió: “¿No es esto como un gran cuerpo que está naciendo con sus extremidades, sistema nervioso, órganos perceptuales, con su memoria, efectivamente es un cuerpo de algo viviente, que tuvo que venir para cumplir con las ambiciones evocadas por un ser reflexivo que adquirió tal conciencia?”.
Muchos han hecho la conexión entre la noosfera de De Chardin y el internet. ¿Puede el internet ser considerado una dimensión donde nuestra conciencia colectiva existe?
Los pensamientos existen en otras dimensiones físicas
Bernard Carr, docente de matemáticas y astronomía en la Universidad de Queen Mary en Londres, dice que nuestra conciencia interactúa con otra dimensión. Albert Einstein afirmó que había mínimo cuatro dimensiones. La cuarta dimensión es el tiempo, o espacio-tiempo; Einstein dijo que el espacio y el tiempo no se podrían separar.
Carr argumenta que nuestros sensores físicos solamente nos muestran un universo tridimensional, aunque realmente haya cuatro dimensiones. Lo que existe en dimensiones más altas son entidades que no podemos tocar con nuestros sensores físicos. Él dice que tales entidades deben de tener algún tipo de espacio donde existen.
“Las únicas entidades no-físicas que conocemos del universo son las mentales, y… la existencia de fenómenos paranormales nos sugiere que las entidades mentales deben de existir en otra forma de espacio”, escribió Carr.
¿Nuestros pensamientos transcienden en el tiempo?
Dean Radin, PhD, ha hecho estudios que muestran que nuestros pensamientos tal vez tengan efecto sobre la realidad física, pero no en el presente o futuro como lo esperaríamos. Es posible que nuestros pensamientos del futuro afecten la realidad de nuestro pasado, dice.
Radin es jefe científico en el Instituto de Ciencias Noéticas, una organización sin ánimo de lucro fundada por el astronauta de Apollo 14, Edgar Mitchell, y dedicado a la investigación de la conciencia. Radin también trabaja en el departamento de psicología en la Universidad de Princeton y con otros grupos de instituciones en el Valle de Silicón.
Él ha puesto a prueba la habilidad de la intención humana para afectar la realidad física, usando un generador de números aleatorios (RNG). Él no ha sido el único científico que ha usado el RNG para ver la interacción entre mente y materia, pero su enfoque es original, ya que muestra cómo las intenciones a futuro afectan el pasado.
La mayoría de los exámenes de RNG se enfocan sobre avances en el tiempo, el modelo estándar de causa-efecto. Una persona tiene la intención y se espera que afecte el resultado final o que genere un número.
Radin abrió su experimento a la posibilidad de que intenciones a futuro pueden afectar resultados pasados y encontró que “los resultados observados podrían ser mejor modelados como un proceso que corre hacia atrás en el tiempo desde una meta del futuro en vez de un proceso más complejo que es el avance por el tiempo tratando de llegar al objetivo”, según su estudio publicado en la Revista de Exploración Científica en 2006.
“Algunas formas de MMI (interacción de mente y materia) aparentes pueden involucrar procesos que son más consistentes con el retro causal de “jalones” del pasado que con los “empujes” del presente”.
Campos enormes entre partículas
El profesor emérito, William A. Tiller de la Universidad de Stanford propone que nuestros pensamientos tienen un efecto físico sobre “un nuevo nivel de sustancia… que parece funcionar como una aspiradora física" (el espacio vacío entre las partículas eléctricas fundamentales que componen nuestros átomos eléctricos y moléculas normales).
Tiller dice que ha sido capaz de medir esta sustancia invisible hasta ahora, pero sólo cuando interactúa con sustancias que nosotros usualmente medimos. Esta interacción parece ocurrir cuando es estimulado por la intención humana, sugiriendo que nuestros pensamientos existen físicamente en esta dimensión.